Villatorres es un pequeño municipio perteneciente a la comarca de La Loma y Las Villas, surgido como consecuencia de la fusión llevada a cabo en 1975 entre las localidades de Villargordo y Torrequebradilla, a las que también se unió el núcleo urbano de Vados de Torralba. Es por ello por lo que, en sentido estricto, Villatorres no dispone de Historia Moderna, reservándose de la contemporaneidad las últimas décadas, esto es, lo es más cercano al tiempo presente. En el término municipal de Villatorres hay dos núcleos de población principales que le dan nombre: Villargordo y Torrequebradilla.
El relieve de Villatorres es muy suave, alcanzándose las mayores cotas al sur de Torrequebradilla, donde se llegan a medir hasta 458 metros sobre el nivel del mar; no obstante, los vértices geodésicos, que son puntos de referencia empleados para medidas topográficas, sólo se encuentran en las inmediaciones de Villargordo.
Gran parte de la superficie del municipio está dedicada al cultivo del olivar, principalmente de regadío. La presencia de la vega del Guadalquivir ha favorecido el cultivo de productos hortícolas, como el espárrago o las espinacas, éstas últimas dedicadas a la industria conservera. También existe cierta actividad industrial, siendo su mayor exponente las varias almazaras de aceite de oliva existentes en Villargordo y Torrequebradilla, así como varias empresas notables en el sector automovilístico, de la construcción, y la manufacturación de maderas y muebles.
El municipio de Villatorres nació de la fusión llevada a cabo por Decreto en 1975 entre los municipios de Villargordo y Torrequebradilla, a los que se les unió el núcleo de Vados de Torralba.
3000 a.c
Los hallazgos arqueológicos localizados en el término municipal de Villatorres testimonian la presencia humana desde época Neolítica (3000 a.C.). Antes de llegar a Villargordo, junto al antiguo camino, se encuentra el cerro de La Pedriza, con restos de un recinto ibero-romano. De la necrópolis localizada en el Cortijo de la Chica procede una urna funeraria, que apunta al alto nivel jerárquico del personaje ibérico aquí enterrado (Museo Arqueológico Provincial).
202 a.c
Durante la Segunda Guerra Púnica estas tierras fueron escenario de batallas entre los cartagineses y los romanos, al situarse como tierra de frontera entre ambos bandos. Algunos investigadores identifican el núcleo de Torrequebradilla con el nombrado por Plinio y Ptolomeo como “Oringis-Havia”. En época romana proliferaron las pequeñas explotaciones agropecuarias, como testimonian los numerosos vestigios arqueológicos de su entorno.
711
Durante la ocupación islámica la población se mantuvo dispersa en alquerías, y en época de peligro buscaría refugio en un lugar fortificado, posiblemente el del Cerro de la Pedriza. Algunos investigadores apuntan a que en Torrequebradilla pudo estar el castillo de Esnader, para cuya conquista partió desde Quesada Fernando III el Santo en 1219. El castillo estaba fuertemente protegido por lo que no llegó a conquistarla hasta 1230. A partir de este momento la población pasó a formar parte de los dominios de la Orden de Calatrava.
1340
Torrequebradilla recibió el título de lealtad y varios privilegios concedidos por Alfonso XI en 1340, por haber asistido a la Batalla del Salado. Permaneció al lado de los Reyes Católicos en la conquista de Baeza, por lo que recibió nuevas mercedes, entre ellas la Carta de Puebla Nueva, por lo que dejaba de pertenecer a la Orden de Calatrava, recibiendo el mismo fuero de Jaén. En el siglo XVII pasó a formar parte del señorío de Don Íñigo Fernández de Córdoba y Mendoza.
1457
En cuanto a Villargordo, tras la conquista cristiana aparece como núcleo realengo, dependiente de Jaén, con su propio concejo. Posteriormente se anexionó a Villardompardo por la merced que hizo Enrique IV en el año 1457 en favor del Condestable de Castilla, don Miguel Lucas de Iranzo, con motivo de su boda con doña Teresa Torres, heredera de Villardompardo. Durante la Edad Moderna Villargordo tuvo gran importancia ganadera, no sólo porque era paso del ganado, sino por las extensas zonas dedicadas a pasto.
1975
El municipio de Villatorres nació de la fusión llevada a cabo por Decreto en 1975 entre los municipios de Villargordo y Torrequebradilla, a los que se les unió el núcleo de Vados de Torralba.
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En Semana Santa un total de siete hermandades recorren las calles de Villargordo, durante los siete días de su duración, englobando un total de casi ochocientos cofrades que participan activamente en los desfiles procesionales. La antigüedad de algunas de estas cofradías se remonta al siglo XVI y XVII, como en el caso de las de la Santa Cruz y la Vera-Cruz, incorporándose a lo largo del XVIII la de la Virgen de los Dolores y Nuestro Padre Jesús Nazareno, con una historia llena de altibajos pero con un resurgir a partir de 1991, cuando se incorporan la Esperanza, el Santo Entierro, la Borriquilla y el Resucitado. Los pasos de las diferentes cofradías, con estilos muy variados y diversos, aportan un rico patrimonio imaginero que comprenden tallas del siglo XVIII de la escuela granadina, como la Virgen de la Amargura, y contemporáneas de la escuela granadina de Sánchez Mesa, en el caso de la Virgen de los Dolores, obras del cordobés Francisco Romero, autor de la Virgen de la Esperanza y del Cristo del Gran Poder, y de la escuela imaginera gaditana como un San Juan Evangelista de Luis González Rey. Un completo bagaje de insignias, orfebrería, talla y bordados se distribuyen en estas procesiones, en las que los diferentes cuerpos de costaleros participan activamente de estas manifestaciones religiosas en la calle. Muy emotivas son las procesiones de la madrugada, con el tradicional “encuentro” en la plaza de la Iglesia, y la procesión de la Soledad en la tarde-noche del Viernes Santo, por su austeridad y silencio, en la que se han recuperado estilos primitivos como la Cruz de manguilla, el muñidor y la túnica de cola con faja de esparto. La Semana Santa villargordeña posee además un repertorio musical propio formado por varias composiciones del comandante Martos Calles.
En el mes de mayo se celebra la “Fiesta de las Flores” en honor a la patrona de Villargordo, la Virgen del Amor Hermoso, con una animada Semana Cultural y verbenas nocturnas centradas sobre todo alrededor del paseo. En julio la bajada y subida desde su ermita hasta la iglesia parroquial del patrón, el Cristo de la Salud, congrega a gran cantidad de villargordeños en torno a su imagen devocional, repitiendo cada noche del 28 de julio los tradicionales “pesos” delante del trono, donde niños y mayores son pesados en una balanza romana para luego donar la cantidad al precio del trigo durante ese año.
Celebra Villargordo la víspera de San Antón -el 17 de enero- las tradicionales lumbres con la anochecida, donde se pueden saborear chorizos y morcillas caseras alrededor de la lumbre, para luego, al día siguiente, dar las típicas “vueltas” alrededor de la ermita para implorar la protección del santo sobre los animales domésticos.
En Torrequebradilla, por su parte, se celebran fiestas patronales en honor de San Marcos, siendo costumbre procesionar el 25 de abril, festividad del santo evangelista, junto a las imágenes de San Marcos y San Francisco de Paula, un gran roscón elaborado con almendras y decorado con cintas de colores, que una vez concluido el cortejo es subastado y degustado por los presentes.
En cuanto a las canciones y danzas folclóricas documentadas en Villargordo, el ciclo navideño ha aportado gran cantidad de villancicos y romances tradicionales, mediante los que los villagordeños, organizados en grupos, iban solicitando el aguinaldo por casas y cortijos. Otro amplio grupo lo constituyen las saetas, interpretadas en Semana Santa, con letras ingenuas y sencillas, y las canciones de trilla y siega interpretadas en las eras. Los romances, muy numerosos, eran aprendidos sobre todo por la tradición de los romances de ciego que eran escritos en pequeñas cuartillas. Otro amplio grupo de coplas eran interpretadas en las fiestas de Carnaval, celebradas en el interior de las casas, siendo junto a las coplas aceituneras las más picarescas e irónicas. En cuanto a las danzas una de las más interpretadas era el “bolero antiguo”. Con sólo música, su origen se remonta al siglo XIX y se bailaba en los remates de aceituna y en las celebraciones de bodas. Otra modalidad son las canciones de corro, que se bailaban alrededor de las lumbres de San Antón, con cientos de coplas cantadas entre mozos y mozas, que se picaban en ironía y gallardía.
Plaza de la Constitución, Nº 5 – 23630 Villargordo
Lunes – Viernes: 8:00 am – 15:00 pm
(Horario de asistencia oficinas 9:00 am – 14:00 pm)